lunes, 17 de octubre de 2016

El barrio, el get down, el cubo y los superpoderes.

Me gusta mucho la serie The Get Down por el musicote, por los chavales que son geniales, por las pintas, por la estética general y por lo bien mostrada que está la problemática del bronx durante los años 70.


Salvando mucho las distancias, a veces veo mi barrio de un modo parecido, un lugar del que algunas personas no salen o no salieron, no porque tenga nada de malo vivir en un lugar o en otro, sino porque si no sales nunca del barrio, el barrio no te saldrá nunca de dentro.
Cuando el barrio está enquistado dentro se solidifican dinámicas que no son insanas en si mismas tanto como lo son por su solidificación: es genial salir con los colegas de la adolescencia a tomar birras. No es tan genial tener 45 tacos y tomar birras todos los días en el mismo bar desde hace 30 años con los mismos colegas desde la adolescencia y sólo hacer eso. Te enquista, te atrapa la dinámica y ya no creces. Puede que no seas infeliz, pero tampoco feliz. En The Get Down hay varios personajes intentando salir del barrio, hacer algo distinto con sus vidas, y los demás no siempre se lo ponen fácil. 25 años atrás cuando yo estudiaba C.O.U. y me encerraba algunos domingos a estudiar para subir la media y entrar en la carrera que quería, mi chicho (un punki que vivía de okupa en el barrio) se mosqueaba conmigo porque no salía. Unos años después, cuando yo estudiaba mi segunda carrera, me lo encontré en el metro y se asombró de que siguiera estudiando, me lo reprochó incluso, como si aquello de currarse una profesión vocacional fuese un vicio reprobable. Un par de años después entró al talego; yo me licencié. Cada cual tiene oportunidades distintas o aprovecha las que tiene o no las aprovecha, yo no juzgo a aquel chaval por los pasos que dio y las razones que le llevaron a ello, lo que quiero mostrar es que la presión tienta a quedarse inmovil, y del enquistamiento puedes acabar derribado. En The Get Down un personaje le dice a otro que el barrio es como un cubo lleno de cangrejos, cuando uno quiere salir, otros le sujetan por las patas. Así puede ser a veces. Yo he querido ser el cangrejo que sale y que tiende una mano a otros cangrejos para que salgan también, pero se ha interpretado en ocasiones como "no creerte superior pero casi", y me ha dado mucha pena. Me ha puesto triste porque yo solo quiero incentivar vitalidad en los demás cangrejos, sin olvidarme de que yo también lo soy, solo que a veces salgo del cubo.

Con la militancia sucede lo mismo, vas tomando conciencia y compromiso sobre ciertos asuntos (clase, feminismo, raza...) y te cambia la mirada, no puedes ya vivir dentro del cubo, y quieres que otros vean lo que tú has aprendido a ver, con otros que salieron del cubo antes que tú. Es un ciclo de gran belleza y aprendizaje horizontal y multidireccional, de renovación porque no eres el mismo que hace un año, que hace dos, que hace tres. Y también sucede que hay quienes no quieren que les ayudes a salir del cubo porque tu toma de conciencia les interpela y su interpretación de esa interpelación es "tú lo haces mal y yo bien", pero eso es solo su visión. Quitarse el orgullo que susurra "nadie tiene nada que enseñarte" abre la puerta a la posibilidad de aprender infinidad de verdades, todas ellas más liberadoras. Yo sé que aun estoy en el proceso, y estaré toda la vida, tanto en la toma de conciencia progresiva como en el ir y venir del cubo, pero eso no me impide aliarme con los otros cangrejitos señalados como "te crees superior" porque nos damos vida unos a otros, y porque juntos nos sujetamos para que nadie nos vuelva a arrastrar adentro. En The Get Down, los Fantastic Four plus One son retados a una batalla de hip hop por The Notorious Three, y Shaolin Fantastic tiene miedo de perder ante ellos y ante todo el bronx. Su compañero Ra le dice que, debido a extensas lecturas de comics, sabe la solución no está solo en tener superpoderes, sino también en unirte a otros que también los tengan para perseguir juntos un propósito común. Eso hacemos las feministas y gracias a ello resistimos las embestidas de los machistas en todas sus formas, sobre todo en las simbólicas, aguantamos la presión del "te crees demasiado lista" porque nos quieren tontas y sumisas (aquí escribí sobre esto hace tiempo), pero tampoco caeremos en ese cubo. En la página que coadministro (reconozco que con irregularidad notable) hemos recibido recientemente otro ataque machista y han vuelto a intentar tumbarnos, quieren que perdamos contacto con los 130 mi seguidores que tenemos, para aislarnos de la comunidad que se ha creado. Pero no saben que somos muchas y somos invencibles porque tenemos superpoderes y estamos unidas, así que la red se ha puesto en marcha para responder colectivamente de modo constructivo. Seguimos vivitas y coleando. Y es que sabemos, como dicen en the Get Down, que si tienes alas, has de aprender a usarlas, y que para eso, has de buscar a los que mantengan viva tu llama. Y no hay cangrejo que pueda parar eso, por más que quiera, porque un cangrejo solo es un cangrejo y nosotros tenemos superpoderes, el superpoder de lo colectivo.

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