jueves, 22 de noviembre de 2012

Cacerolas, perlas y gorilas amaestrados

La mani fue festiva -de esas que molestan tanto al militante "serio" y profesional- y me gustó que así fuera, me gustó bailar con la batucada, reírme con el ritmo de los silbatos de Fidel super cansado y Ranchi super marciana, me gustó la risa de S. y compartir pateada con M., y cámara y mirada cansadita y bella con L. y con la siempre sarcásticamente zen Manita de pintura. 
Estoy cansada de que me digan como luchar, me hartan los del "no aportas nada nuevo" y me tocan los ovarios los del "así provocamos las cargas, no seamos violentos". Dejadme hacer mi propia guerra. O no, no me dejéis: yo haré mi propia guerra a mi manera, y la guerra será guerra solo cuando yo quiera, y cuando lo quiera será lucha festiva y risueña porque no me quitarán lo bailao. Ni unos, ni otros.
Eso para empezar.

Pero a donde quiero llegar es a lo que sentí al llegar al Casino de Madrid. Cacerolas desde Colón, cacerolas alegres y reivindicativas, ruido parlante, emisor de un mensaje que no importa que los de arriba se nieguen a escuchar; nosotros nos oíamos unos a otros: somos más y somos mejores. En el Casino las cacerolas se detienen frente a la puerta, detienen su avance pero no su ruido, el rugir se redobla porque allí dentro está una de las cuevas de Alí Babá, ellos lo saben y nosotrxs también.

Algo intenso y poderoso se me movió adentro al verlos llegar. Ella con su pelo alisado de peluquería, harto de laca. Ella con su traje sastre rojo brillante, con su manicura, con sus perlas, con su gesto impenetrable. Él con sus canas impolutas, retocadas por manos hábiles para darle ese tono a lo Richard Gere de la Moraleja, con su traje gris de diseñador caro, con su corbata seguramente italiana. Ellos, con su mirada distante, como si esas cacerolas solo fuesen un molesto inconveniente, ellos con su gesto altivo, incapaces de retroceder y volver más tarde, sordos al ruido, ciegos al gentío, henchidos de soberbia, sabiéndose los dueños de la calle y los dueños de todo. Dos contra doscientos. Una pareja de putrefacción vestida de gala, contra una masa humana de dignidad y bolsillos vacíos. Y el grito me salió de algún lugar que no conocía: hijos de puta.

Hijos de puta, hijos de puta, hijos de puta.

Hijos de puta por vivir a nuestra costa.
Hijos de puta por ir a gastar en una noche de cena y juego el sueldo de 3 familias.
Hijos de puta por no tener la vergüenza de retroceder y volver más tarde.
Hijos de puta por pasar frente a nosotros, con sus jodidos zapatos que cuestan mi sueldo mensual, y franquear la puerta escoltados por los gorilas del régimen.
Hijos de puta por reíros de nuestra precariedad, sin sonreír, solo demostrando quien lleva la batuta.
Hijos de puta.


Un tipo se me acerca y me dice que no, que no está bien, que no es ese nuestro objetivo. Le grito: "déjame, mi objetivo está ahí dentro, están ahí cenándose mi sueldo y tu sueldo, están ahí ocultando su dinero negro, están ahí dictando las órdenes a los peleles que nos gobiernan, están ahí planeando como someternos, como doblegarnos, como humillarnos aún más...!"."No, no!!" grita el tipo de camisa a rayas, "así lo único que conseguiremos es dar una mala imagen" "me la suda dar mala imagen, me la suda!! Yo no lucho para quedar bien con los medios, ni con los dóciles ciudadanitos que se quedan en casa noche tras noche porque no tienen sangre en las venas. Me da igual lo que piensen, déjame!". "Cargarán!!, les estamos dando una excusa para que carguen!!". "¡Que carguen! ¡Que carguen! Que me abran la cabeza!" Le tomo la mano, se la estrecho con las mías. "Mira, hermano, vete por tu lado y déjame a mí en el mío. Vete lejos de la carga, si quieres, pero déjame en paz, yo estoy harta de tener miedo. Se acabó el miedo para mí."

El tipo se marcha y yo me quedo. Cacerolas, gritos, pitos, abucheos, silbidos. Más parejas que entran, más cacerolas que suenan, policía defendiendo a las mujeres de las perlas, trabajadores estúpidos que velan por la seguridad de aquellos que le pisan el cuello. "No seamos violentos", me había dicho el tipo de la camisa a rayas. "Violentos son los de ahi dentro", le grito, tratando de alzarme sobre el ruido de las cacerolas.
¿violentos?

Hubiéramos debido entrar allí dentro, todos, y joderles la cena. Deberíamos haber entrado. Yo estaba en la puerta, a dos metros de nosecuantos nacionales. De pronto unos brazos tiran de mí, son mis compañeros que desde un poco más atrás observaban lo que sucedía. "Agentes de la autoridad", muchos, uno detrás de otros, una interminable hilera de zombies acercándose a nosotros. Mis compañeros querían protegerme; gracias compas, pero yo solo quería estar ahi, en esa puerta, porque si lográbamos empujar lo suficiente, yo entraría con los demás. Entraría para gritarles aún más de cerca:
Hijos de puta
Hijos de puta
Hijos de puta

Y volví. Y volví a gritar. Y no cargaron. Y los violentos siguieron cenando, tranquilamente...


Volveré a mis talleres de no violencia solo porque quiero apaciguarme por dentro, por salud mental y emocional, pero ya sé claramente de qué lado estoy, y de qué lado están ellos, y me permitiré mi mínima cuota de violencia cada vez que me ruja por dentro, y la dejaré salir, y no me importará recibir dos hostias o tres o cuatro... pero no más miedo, no más humillación, no más sometimiento a las señoras de las perlas y los tipos con corbata de seda. Maceraré mi asco y mi desprecio para no olvidar cuál es mi sitio. Y lo defenderé con uñas y dientes a veces, con cantos y bailes otras. Lo haré a mi manera, pero sea como sea, os habéis ganado mi odio a pulso, así que bailando o gritando, lo haré por amor a mi gente, y por odio a vosotros y lo que representáis.

Y ahora, una vez más, decidme quienes son los violentos:




sábado, 23 de junio de 2012

El minuto - Charles Bukowsky


Siempre estoy luchando por el siguiente
minuto, le digo a mi mujer.
entonces ella empieza a decirme
lo equivocado que estoy.
las esposas tienen por costumbre
no creer lo que sus maridos
les dicen.

el minuto es algo muy
sagrado.
he luchado por cada uno desde la
infancia.
sigo luchando por cada uno.
no he estado nunca aburrido ni
sin saber qué hacer a continuación.
incluso cuando no hago nada
saco partido al tiempo.

no alcanzo a entender
por qué la gente tiene que ir
a parques de atracciones o películas
o sentarse delante de la tele
o hacer crucigramas
o ir de picnic
o visitar a los parientes
o viajar
o hacer la mayoría de las cosas
que hacen.
mutilan minutos
horas,
días,
vidas.

no tienen ni idea de lo
precioso que es un
minuto.

lucho por entender la esencia
de mi tiempo.
eso no significa que
no pueda relajarme
y tomarme una hora libre
pero debe de ser cuando
yo quiera.

luchar por cada minuto es
luchar por lo que es posible en
tu interior,
de manera que tu vida y tu muerte
no sea como la suya.

no seas como ellos
y sobrevivirás.

minuto a
minuto.

¿Qué significa ser mujer?

¿Puede definirse qué es ser mujer? ¿O tal vez puede definirse "lo femenino"? ¿Existen rasgos intrínsecos a la feminidad que casi todas compartimos?

En tal caso yo soy mujer; como tal, miro el mundo, y desde esa condición me acerco a él. Esta es mi vivencia de lo femenino:


Como mujer, soy dadora de vida, potencialmente puedo engendrar, en lo cotidiano, vivo bajo la ética del cuidado, alimento y nutro lo que existe, y sin embargo, a veces padezco inanición crónica... porque como mujer parezco ser la única responsable de ese dar, mientras ellos (los hombres patriarcales) se ocupan más bien de sí mismos... a nuestra costa.

Si la mujer es dadora de vida, podemos construir una cultura del cuidado, de la nutrición, del amor a todos los seres. La cultura patriarcal usa, utiliza, domina, agota, destruye.

Como mujer, vivo mis emociones, dejo que me traspasen, las observo, las comunico. Con otras mujeres esas emociones fluyen, se interconectan, se retroalimentan... Con la mayoría de hombres la comunicación emocional se atasca en vía muerta porque, o bien la exprimen, o bien la ignoran. El hombre patriarcal vive "hacia fuera", su socialidad se basa en el éxito, en el logro, la emoción se encoge por falta de uso.

Si la mujer comunica y siente, podemos construir una cultura en la que el afecto pueda más que el logro personal, una comunicación en la que se contemple el bien común. La cultura patriarcal se basa en la imposición para obtener metas particulares.

Como mujer acepto mi soledad, cuando toca. Mi soledad se torna en compañera porque me escucho a mi misma, escucho las voces que me habitan, las que laten en las voces de quienes callan y las que braman en quienes rugen. El hombre patriarcal busca compañeras constantes, para hacer de ellas su bastón, y nos doblan, al cargar sobre nosotras su peso.

Si la mujer se enfrenta a su soledad, construye una cultura basada en la compasión y la empatía por los que viven aislados, y tiende puentes hacia ellos. La cultura patriarcal es evasiva, se basa en antídotos efímeros, en el placer de lo inmediato.

Como mujer me reviso, me miro por dentro, procuro crecer, miro al pasado, al presente, dejo que vaya llegando el futuro, lo acojo, a veces lo persigo en forma de metas... El hombre ante la crisis emprende una huida hacia adelante, arramplando con todo, desoyendo al pasado, dejando cuentas pendientes.

La cultura femenina puede basarse en la continuidad, la patriarcal en la ruptura.

Como mujer reparto, distribuyo, comparto; el hombre se hace dueño de los bienes, los explota, los agota.

La cultura femenina se basa en el reparto y el compromiso mutuo, es una cultura solidaria. La patriarcal en el individualismo.

Desde lo femenino dialogo, negocio, hago concesiones. El patriarcado impone o desoye las peticiones ajenas.

La cultura femenina construye, dialoga, es la cultura de la paz. La cultura patriarcal impone, es la de la guerra.



ME COMPROMETO A CONSTRUIR CULTURA DESDE MI MIRADA VIOLETA, DESDE MI PROPIO CENTRO Y HACIA LO QUE ME RODEA...

Frases de Hanna Arendt




El desarrollo económico bajo ninguna condición puede conducir a la libertad o constituir una prueba para su existencia.

No hay pensamientos peligrosos; el pensamiento es peligroso.

El hombre y la mujer han nacido para amarse, pero no para vivir juntos. Los amantes célebres de la historia vivieron siempre separados.

El perdón es la llave a la acción y libertad.

La triste verdad es que el mayor mal lo hacen personas que nunca decidieron en su mente ser buenos o malos


El tercer mundo no es una realidad sino una ideología.

En la medida en que realmente pueda llegarse a "superar" el pasado, esa superación consistiría en narrar lo que sucedió.


Nobleza, dignidad, constancia y cierto risueño coraje. Todo lo que constituye la grandeza sigue siendo esencialmente lo mismo a través de los siglos.



vamos allá... de nuevo

Este es el tercer blog que llevo, el tercero en 10 años. Cada uno ha tenido vida propia y ha servido a momentos y razones concretas. Este que ahora inicio es para mí y para ti, quien quiera que me leas: desde mí como una búsqueda, un descubrimiento, un avanzar; para ti, porque sea lo que sea lo que descubra, quiero compartirlo.


El título del blog, "Un arma llamada palabra" es el título de un álbum de los Levellers que aún tengo en vinilo, una frase que hace 20 años me descubrió que a través de la palabra se puede transformar y crear. Entonces podía ser un arma, ahora no quiero armas, quiero herramientas, así que honro a los levellers con una portada distinta a la de aquel LP de entonces, y que hoy me define mejor .


La dirección al blog, pensamientopeligroso@blosgpot.com, proviene de una frase de Hanna Arendt: "No hay pensamientos peligrosos; el pensamiento es peligroso". Peligroso... ¿para quién?
Peligroso para quien piensa, porque le expone a la duda permanente, a la curiosidad constante, y a la prevención del antagonista, que lo verá como enemigo. Peligroso para el poder, que no nos quiere pensantes, ni curiosos, ni despiertos, que nos quiere apagados y dormidos. Peligroso para el que no piensa, porque queda indefenso ante la irreflexión, la ignorancia y, con frecuencia, a la estupidez.



Así que a pensar, bien o mal, si es que se puede pensar bien o mal. A pensar y punto. Y a buscar, siempre, en las fuentes de los y las que pensaron antes, porque pensamiento es libertad.