sábado, 23 de junio de 2012

El minuto - Charles Bukowsky


Siempre estoy luchando por el siguiente
minuto, le digo a mi mujer.
entonces ella empieza a decirme
lo equivocado que estoy.
las esposas tienen por costumbre
no creer lo que sus maridos
les dicen.

el minuto es algo muy
sagrado.
he luchado por cada uno desde la
infancia.
sigo luchando por cada uno.
no he estado nunca aburrido ni
sin saber qué hacer a continuación.
incluso cuando no hago nada
saco partido al tiempo.

no alcanzo a entender
por qué la gente tiene que ir
a parques de atracciones o películas
o sentarse delante de la tele
o hacer crucigramas
o ir de picnic
o visitar a los parientes
o viajar
o hacer la mayoría de las cosas
que hacen.
mutilan minutos
horas,
días,
vidas.

no tienen ni idea de lo
precioso que es un
minuto.

lucho por entender la esencia
de mi tiempo.
eso no significa que
no pueda relajarme
y tomarme una hora libre
pero debe de ser cuando
yo quiera.

luchar por cada minuto es
luchar por lo que es posible en
tu interior,
de manera que tu vida y tu muerte
no sea como la suya.

no seas como ellos
y sobrevivirás.

minuto a
minuto.

¿Qué significa ser mujer?

¿Puede definirse qué es ser mujer? ¿O tal vez puede definirse "lo femenino"? ¿Existen rasgos intrínsecos a la feminidad que casi todas compartimos?

En tal caso yo soy mujer; como tal, miro el mundo, y desde esa condición me acerco a él. Esta es mi vivencia de lo femenino:


Como mujer, soy dadora de vida, potencialmente puedo engendrar, en lo cotidiano, vivo bajo la ética del cuidado, alimento y nutro lo que existe, y sin embargo, a veces padezco inanición crónica... porque como mujer parezco ser la única responsable de ese dar, mientras ellos (los hombres patriarcales) se ocupan más bien de sí mismos... a nuestra costa.

Si la mujer es dadora de vida, podemos construir una cultura del cuidado, de la nutrición, del amor a todos los seres. La cultura patriarcal usa, utiliza, domina, agota, destruye.

Como mujer, vivo mis emociones, dejo que me traspasen, las observo, las comunico. Con otras mujeres esas emociones fluyen, se interconectan, se retroalimentan... Con la mayoría de hombres la comunicación emocional se atasca en vía muerta porque, o bien la exprimen, o bien la ignoran. El hombre patriarcal vive "hacia fuera", su socialidad se basa en el éxito, en el logro, la emoción se encoge por falta de uso.

Si la mujer comunica y siente, podemos construir una cultura en la que el afecto pueda más que el logro personal, una comunicación en la que se contemple el bien común. La cultura patriarcal se basa en la imposición para obtener metas particulares.

Como mujer acepto mi soledad, cuando toca. Mi soledad se torna en compañera porque me escucho a mi misma, escucho las voces que me habitan, las que laten en las voces de quienes callan y las que braman en quienes rugen. El hombre patriarcal busca compañeras constantes, para hacer de ellas su bastón, y nos doblan, al cargar sobre nosotras su peso.

Si la mujer se enfrenta a su soledad, construye una cultura basada en la compasión y la empatía por los que viven aislados, y tiende puentes hacia ellos. La cultura patriarcal es evasiva, se basa en antídotos efímeros, en el placer de lo inmediato.

Como mujer me reviso, me miro por dentro, procuro crecer, miro al pasado, al presente, dejo que vaya llegando el futuro, lo acojo, a veces lo persigo en forma de metas... El hombre ante la crisis emprende una huida hacia adelante, arramplando con todo, desoyendo al pasado, dejando cuentas pendientes.

La cultura femenina puede basarse en la continuidad, la patriarcal en la ruptura.

Como mujer reparto, distribuyo, comparto; el hombre se hace dueño de los bienes, los explota, los agota.

La cultura femenina se basa en el reparto y el compromiso mutuo, es una cultura solidaria. La patriarcal en el individualismo.

Desde lo femenino dialogo, negocio, hago concesiones. El patriarcado impone o desoye las peticiones ajenas.

La cultura femenina construye, dialoga, es la cultura de la paz. La cultura patriarcal impone, es la de la guerra.



ME COMPROMETO A CONSTRUIR CULTURA DESDE MI MIRADA VIOLETA, DESDE MI PROPIO CENTRO Y HACIA LO QUE ME RODEA...

Frases de Hanna Arendt




El desarrollo económico bajo ninguna condición puede conducir a la libertad o constituir una prueba para su existencia.

No hay pensamientos peligrosos; el pensamiento es peligroso.

El hombre y la mujer han nacido para amarse, pero no para vivir juntos. Los amantes célebres de la historia vivieron siempre separados.

El perdón es la llave a la acción y libertad.

La triste verdad es que el mayor mal lo hacen personas que nunca decidieron en su mente ser buenos o malos


El tercer mundo no es una realidad sino una ideología.

En la medida en que realmente pueda llegarse a "superar" el pasado, esa superación consistiría en narrar lo que sucedió.


Nobleza, dignidad, constancia y cierto risueño coraje. Todo lo que constituye la grandeza sigue siendo esencialmente lo mismo a través de los siglos.



vamos allá... de nuevo

Este es el tercer blog que llevo, el tercero en 10 años. Cada uno ha tenido vida propia y ha servido a momentos y razones concretas. Este que ahora inicio es para mí y para ti, quien quiera que me leas: desde mí como una búsqueda, un descubrimiento, un avanzar; para ti, porque sea lo que sea lo que descubra, quiero compartirlo.


El título del blog, "Un arma llamada palabra" es el título de un álbum de los Levellers que aún tengo en vinilo, una frase que hace 20 años me descubrió que a través de la palabra se puede transformar y crear. Entonces podía ser un arma, ahora no quiero armas, quiero herramientas, así que honro a los levellers con una portada distinta a la de aquel LP de entonces, y que hoy me define mejor .


La dirección al blog, pensamientopeligroso@blosgpot.com, proviene de una frase de Hanna Arendt: "No hay pensamientos peligrosos; el pensamiento es peligroso". Peligroso... ¿para quién?
Peligroso para quien piensa, porque le expone a la duda permanente, a la curiosidad constante, y a la prevención del antagonista, que lo verá como enemigo. Peligroso para el poder, que no nos quiere pensantes, ni curiosos, ni despiertos, que nos quiere apagados y dormidos. Peligroso para el que no piensa, porque queda indefenso ante la irreflexión, la ignorancia y, con frecuencia, a la estupidez.



Así que a pensar, bien o mal, si es que se puede pensar bien o mal. A pensar y punto. Y a buscar, siempre, en las fuentes de los y las que pensaron antes, porque pensamiento es libertad.